lunes, 11 de julio de 2011

Abogaaado, ¿estás ahí? Abogaaado

Desde los tiempos de Perry Mason, muchas han sido las series de abogados existentes. De las que he visto, curiosamente, las dos que más he disfrutado tienen el mismo nombre detrás, aunque son muy diferentes: El Abogado, en drama, y su spin-off Boston Legal, en comedia.



Pero hoy no toca hablar de ellas, sino de otras más recientes que he terminado en las últimas semanas:


Ganando el juicio (Raising the Bar)

La última serie del creador de dos grandes clásicos como La Ley de Los Ángeles y Canción triste de Hill Street, por no hablar de Un médico precoz, Murder One o Policías de NY. Aquí aporta un punto de vista un poquito diferente: se centra en un grupo de amigos formado por tres abogados de oficio, dos fiscales, y el secretario judicial de una jueza. Por el día se enfrentan entre sí, pero por la noche toman unas cervezas juntos en un bar, generalmente discutiendo los mismos casos.

Junto a ellos, sus superiores (la maternal jefa de los defensores, el incisivo ayudante del fiscal del distrito y la mencionada jueza) conforman un marco supuestamente completo del ámbito judicial, pero eso sí, bastante parcial. Así, gran parte del peso de la serie cae sobre los idealistas defensores son los protectores de los débiles, y de hecho, casi nunca defienden a un verdadero criminal (¿será que los "delicuentes de carrera" ganan suficiente como para no necesitar una defensa gratuita?); por contra, los fiscales, aunque no sean corruptos, usan cualquier treta posible para conseguir condenas, en ocasiones incluso negando la evidente inocencia de los acusados, y la jueza es una arpía más interesada en imponer su poder que en ser justa. En la segunda temporada se añade otro juez, cuando menos peculiar, que junto a la alguacil de su sala aportan cierto toque cómico, pero sin exagerar.

Por eso, me gusta en particular la solución que le dan a uno de los casos del penúltimo episodio, igualando ambas partes en un punto medio de conciliación. Por contra, rescato este diálogo referente a un juicio del mismo episodio:

Defensor: Estás destrozando una familia.
Fiscal: Pasa todos los días.

En general se trata de una serie entretenida, fácil de ver, sin demasiado énfasis en el drama (de hecho, incluso hay alguna muerte que "simplemente pasa", sin apenas emoción), pero muchas veces echo de menos cierta continuidad, aparte de la relativa a las relaciones personales de los personajes. Al acabar cada episodio, los casos quedan invariablemente atrás, y si bien nunca tienen un final particularmente abierto, en más de una ocasión me ha dado la impresión de que la trama quedaba coja, sin una resolución real. De todas formas, pese a sus defectillos, merece la pena para pasar el rato.



Los defensores

Dos abogados caraduras en Las Vegas. Sin más. Sigue valiendo mi breve comentario anterior: le faltaba chicha, personalidad. Ni siquiera en su último episodio, en el que, como su título sugiere, se enfrentaban los dos protagonistas, se veía la ácidez necesaria para una serie judicial tan supuestamente "socarrona" (o lo mismo es que Boston Legal ha puesto el listón demasiado alto). Es simpática, pero si al segundo episodio no te ha entusiasmado, los siguientes son más de lo mismo, así que mejor dejarla para no perder más tiempo. Ni en comentarla.


Harry's Law

He dejado para el final las dos que no han sido canceladas. Por un lado tenemos la nueva serie de David E. Kelley, el mismo creador de las dos series que comentaba en la introducción. También le falta algo, pero con añadidos como el del personaje de Christopher McDonald (al que acababa de ver en otra de abogados, Leyes de Familia) parece empeñada en mejorar. Ya se habla de ciertos cambios de cara a la segunda temporada, y aunque dudo que con la base que tiene llegue al nivel de sus predecesoras, espero que llegue a encontrar su voz.



Kate (Fairly Legal)

Abogados... y mediaciones. Aquí rara vez hay juicios, puesto que su protagonista dejó la abogacía para dedicarse a la mediación, esto es, juntar a partes enfrentadas y lograr un acuerdo extrajudicial. En otras palabras, hacer de árbitro, buscando un punto común de entendimiento. Así, vemos disputas por plazas de aparcamiento,

Dejando de lado que en un primer momento me costó ver a Sarah Shahi en un registro tan distinto al que interpretó en la estupenda Life, la serie está bastante bien. Entretenimiento blanco, para toda la familia, pero sin caer en ñoñerías, y el secretario friki es un buen punto, aunque cuesta acostumbrarse a su hipnotizante peinado.

Ahora bien, si la encontré refrescante al principio, en su desarrollo ya tiende a volverse un pelín rutinaria, demasiado centrada en la personalidad de la protagonista, a la que no encuentro tan fascinante como para llevar tanta carga.

Además, la serie es víctima de una emisión evidentemente desordenada en sus apenas 10 episodios, con personajes que aparecen y son presentados dos episodios después, subtramas que saltan y retroceden en sus progresos...

Por lo que he leído también le van a dar un giro en su segunda temporada; allí estaré para ver por donde salen.



Me faltaría hablar de The Good Wife, pero como ya dije, la considero más una serie con abogados que de abogados. Y además, parece que todo el mundo habla ya de ella en la blogosfera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario