jueves, 2 de junio de 2011

El lugar donde se reunen los héroes

Tengo varios posts a medio escribir (que si la segunda parte del repaso a los upfronts y los abundantes finales de temporada que estoy viendo, que si comentar un poco El Barco, Detroit 1-8-7, o, sí, yo también, unas ideas sobre Lost, un año después...), pero lo que viví anoche deja todo eso un poquito al margen por ahora.

Y es que anoche me despedí de Camelot.

No, no me refiero a esa serie que tan malas críticas está recibiendo (y a la que no tengo la menor gana de acercarme, por cierto), sino a la comisaria del 5-5, el ficticio distrito de Turno de guardia (Third Watch), apodada "Camelot" por encontrarse en la esquina de las calles King y Arthur (Rey y Arturo, por si alguien no lo ha entendido), una esquina inexistente en la vida real.


Y con ella, se va otro pedacito de mi vida, una de esas series que por duración o por designios del destino me han acompañado desde que me creía más cinéfago que serieadicto. Hace ya más de 9 años que dejé el hogar paterno, y poco a poco voy concluyendo los viajes que inicié allá, siendo más o menos adolescente: Urgencias, Buffy, El Abogado,... Series todas ellas del siglo pasado, y que una tras otra han llegado para mí tiempo después a su fin, incluso algunas como Sliders que jamás creí que terminasen de emitir en España (y me negaba a continuar en VO, sin ningún motivo lógico). Creo que ya sólo me quedan por terminar MillenniuM y Ally McBeal, esta última abandonada por la caótica emisión de la última temporada. Obviamente no estoy hablando de todas y cada una de las series que veía de más joven, sólo de aquellas que por un motivo u otro entraron en mi Olimpo personal.

Antes de volverme más mitológico (que si Olimpo, que si Camelot...), vuelvo a anoche. Hace poco hablé del problema de ver una serie cuando no es el momento. Pues ahora toca hablar de cuando el momento surge sin proponérselo. La situación: me quedaban los tres últimos episodios de Turno de guardia, una serie no sólo de policías, sino también de paramédicos y bomberos, aunque nadie me negará que estos últimos estaban casi siempre en un segundo plano. Había dejado pasar unos días sin ver esos episodios, el típico miedo a terminar, a desprenderse de algo que te ha acompañado tantos años... pero anoche, casi sin pensarlo, me decidí a verlos.


(SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ)


Y los astros se alinearon. No lo sabía, pero los tres episodios forman una unidad dramática, continuando justo donde terminó el anterior, aunque sólo el penúltimo tenga un "continuará". Cómo no podía ser de otra forma, arrastran los hilos argumentales de los episodios anteriores, pero eso no quita para que la sensación global fuese la de ver una película final de dos horas (tres veces 40 minutos). Y vaya final. Los personajes, que en ocasiones habían trastabillado a lo largo de la temporada (¿Cruz y la religión? ¿en serio? si hasta la hicieron parecer buena persona...) los sentí bien encauzados. Incluso Carlos, en esa extraña relación con la que, por cierto, es su novia en la vida real, volvió a ser más él mismo cagándola en su intento de ser romántico. Lo único que eché en falta fue un mejor desenlace para Faith y Bosco, no me quedó muy claro si harían o habían hecho las paces, o su amistad y lealtad quedaban rotas para siempre.

La temporada la he sentido con más altibajos de lo que recordaba las anteriores, aunque puede que la distancia temporal nuble mi memoria. Los dos nuevos personajes incluídos en los créditos, aunque tuviesen sus propias personalidades, en algunos momentos se me antojaban copias al carboncillo de los que faltaban al comienzo de temporada (aunque uno volviese en una casi "mágica" recuperación de las que a veces pecaba demasiado la serie). La trama del pasado de Sully y Ty no estuvo mal, pero se hizo larga; en cambio, me fascinó la del asesino en serie, y por supuesto, disfruté como loco la batalla campal con la que se resolvió el cliffhanger de la temporada anterior. Se incluyó un nuevo bombero, pero tras darle una trama "de peso" demasiado pronto para mi gusto (no es bueno tanto protagonismo para alguien que nos acaban de presentar y prácticamente no conocemos) se le arrinconó con el resto de bomberos, secundarios de fondo. Se hizo un crossover con una nueva serie, Medical Investigation, que ni fu ni fa. Y entre unas cosas y otras, se hicieron añicos, por un motivo u otro, casi todas las relaciones existentes. Faith y su marido separados, Ty se enemistó durante un tiempo con Sully, se rompieron todas las parejas de patrulla/ambulancia que conocíamos, etc.

Dado el título del último episodio, "Adios a Camelot", antes de iniciar esa sesión final me esperaba algo más melancólico. Que sí, finalmente lo fue, pero con ese inesperado cliffhanger del que venía, y tratándose de una serie con finales de temporada potentes como bombas, la primera mitad fue un subidón de adrenalina y un paradójico miedo a que acabasen matando a medio reparto. Luego llegó la calma, reaparecieron brevemente los tres personajes que dejaron la serie sin palmarla (me llamó la atención en ese momento lo estable a lo largo del tiempo que ha sido su reparto coral, más añadiendo personajes que dejándoles ir), y finalmente la despedida y cierre, con el querido cascarrabias de Sully como ha sido siempre, la voz de la experiencia, y ahora también, narrador del relato. El título de esta entrada viene del comienzo de su voz en off.

Visto un poco en perspectiva (pero sólo un poco), no es que fuese un final glorioso, pero me puede el cariño que les guardo a algunos de sus personajes. También al "jefe", ese (¡qué final más apropiado!) abuelo protector y gruñoncete que era el teniente de la 5-5, del cual cojo prestada su frase de despedida: El turno de guardia puede retirarse.

¡Hasta siempre, Camelot!

No hay comentarios:

Publicar un comentario