martes, 8 de noviembre de 2011

Londres y el Doctor

Y tras el Festival de Series... viajecito a Londres. Y tratándose de mí, no podía limitarme a hacer un turismo típico (Museo Británico, Torre de Londres, Big Ben...), que también, tenía que dejar salir mi vena friki y seriéfila. Ahora bien, aunque vea o haya visto unas cuantas series británicas (Skins, Sherlock, Life on Mars, Luther, The IT Crowd...), para mí hablar de series inglesas es hablar de Doctor Who, esa fabulosa aventura en la que un alienígena, El Doctor, viaja por el espacio y el tiempo en su nave con forma de cabina de policía (¿suena raro? ¡no! ¡suena fabuloso!). En Inglaterra es toda una institución que han disfrutado varias generaciones, ya que empezó a emitirse allá por 1963, y tras una pausa de más de quince años, volvió con energías renovadas en el 2005.

Así, del tiempo pasado en Londres, los únicos días que no me acerqué de un modo u otro al universo del Doctor fueron precisamente el día de llegada y el de partida. De todas formas, mi primer encuentro con una TARDIS de tamaño real fue por sorpresa. Antes de montar en el London Eye, la famosa noria junto al Thamesis, di un par de vueltas por el London Film Museum, situado en el edificio cercano a la popular atracción, el mismo que aloja el Acuario de Londres. Y allí, más allá de los trajes de Superman y de Harry Potter, antes de llegar a la exposición de Star Wars, y compartiendo habitación con la cabeza de un Terminator y con una reina Alien rodeada de huevos, me encontré un rinconcito dedicado a la primera de las dos películas no oficiales que protagonizó Peter Cushing como la versión humana del Doctor. Poquita cosa, tres Daleks (uno de ellos incompleto) y la TARDIS de la película, pero suficiente como aperitivo.

El plato fuerte que llegaría al día siguiente, cuando me acerqué al palacio de exposiciones Olympia Two (junto a la estación de Kensington-Olympia), a disfrutar de una exposición interactiva llamada Doctor Who Experience, y que permanecerá abierta hasta el 22 de febrero. Allí, en grupos de unas 40 personas, fuimos partícipes de una pequeña aventura junto al Doctor actual, el undécimo (Matt Smith), que nos guiaba a través de vídeos para ayudarle a estabilizar la TARDIS, meternos en una nave Dalek, caminar entre Ángeles Llorosos, y terminar siendo testigos de un delicioso espectáculo tridimensional en torno al vórtice por el que acostumbra a viajar su nave.


Mientras nos reponíamos de la experiencia, tocaba pasearse por una detallada exposición que incluía una galería completa de monstruos, la vestimenta habitual tanto de los distintos Doctores como de los acompañantes que han tenido en la serie moderna, una recreación a tamaño real de la TARDIS de Eccleston y Tennant (con una pantalla de vídeo mostrando en bucle la "muerte" de este último, ¡sádicos!), y muchas más cosas, para terminar en la socorrida tienda, en la que lamentablemente casi todos los objetos, salvo los "atemporales" (la nave, los monstruos...), correspondían al actual Doctor, una lástima para los admiradores de cualquiera de los diez anteriores. Pese a este detalle, realmente es una experiencia que merece mucho la pena para cualquier amante del Doctah. No digo ir a Londres expresamente para ello, aunque dependerá del grado de frikismo de cada uno, pero una vez allí, es algo que no debería dejarse escapar.


Un día más tarde, decidí ir a la parte este de la ciudad, concretamente a la zona de Uptown Park, donde está situada la tienda del Doctor, The Who Shop. Y aunque me esperaba algo más grande, eso no quita para que disfrutase igualmente como un niño entre sus estanterias, donde (faltaría más) tienen un par de TARDIS y algún Dalek tamaño real decorando las esquinas. También debo decir que la tienda no tiene exclusivamente productos del Doctor y sus spin-offs, también puedes encontrar allí cosillas sueltas de Farscape, Star Trek o de (¡ay!) Crepúsculo, y que la dueña de la tienda es todo un encanto (el negocio lo llevan un matrimonio, y él acostumbra a vestirse de Cybermen para diversos eventos), y pese a los intimidatorios carteles que había en contra de hacer fotos sin permiso, o de no tocar según qué objetos, con un par de palabras amables consiguió hacerme sentir muy a gusto.

Nuevo día, nueva tienda. No podía dejar Londres sin pasar por una de las primeras tiendas frikis de las que había oído hablar, hace ya más de una década: Forbidden Planet. Nuevamente, me esperaba algo mayor, una especie de colosal centro a lo Corte Inglés de varias plantas pero dedicado por completo al mundillo de la ciencia ficción y la fantasía, y sí, es grande, pero no deja de ser una tienda grande de cómics y libros en una planta, y de merchandising en otra. Que para un londinense debe ser estupendo, pero para mí perderse entre docenas de estanterías llenas de comics no tenía mayor interés, es algo que ya había hecho días atrás en la FNAC. Respecto al Doctor, en cuanto a merchandising nuevamente nos encontramos con una predominancia de la encarnación actual, y aunque había alguna cosilla de alguno de los clásicos, a Tennant sólo alcancé a verlo en la zona (más de una pared bien nutrida, por cierto) de libros, revistas y audiolibros. Menos de dos años después del cambio de actor, parece como si hubiese sido relegado a la sección de antiguedades.

Y por si alguien no lo sabía aún, lo diré claramente: para mí, el Doctor es David Tennant, por lo que su ausencia en esa tienda me ha repateado un poquillo. Si no hubiese sido gracias a la Tienda del Doctor, no me hubiese podido venir a casa con SU destornillador sónico. Ya sólo me queda decir una cosa:

Allons-y!

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